Epidermis
Tomar muy de cerca el sonido de una palabra para escuchar en su materialidad la respiración, la aspereza, la pulpa de los labios, allí rechina, chirría, acaricia, raspa.
Es sostenida por el tono de la voz.
No busca la claridad de los mensajes, busca los incidentes pulsionales, el lenguaje tapizado de piel, un texto donde se pudiese escuchar el tono de la garganta, la oxidación de las consonantes, la voluptuosidad de las vocales, toda una estereofonía de la carne profunda. Palpar la epidermis de las cosas.
No busca la claridad de los mensajes, busca los incidentes pulsionales, el lenguaje tapizado de piel, un texto donde se pudiese escuchar el tono de la garganta, la oxidación de las consonantes, la voluptuosidad de las vocales, toda una estereofonía de la carne profunda. Palpar la epidermis de las cosas.
Roland Barthes
Sumergirse en un texto que refunde su escritura por lo mismo que no dice.
Balbucear la palabra, volverla palpable, fabricarle una piel, una superficie que la envuelva.
Percibir aquello que desborda el lenguaje otorgando sentido a la inflexión de la voz, la palabra táctil, sus meandros, sus depresiones, la densidad de su cadencia.
Observaciones sobre la función del lenguaje:
Balbucear la palabra, volverla palpable, fabricarle una piel, una superficie que la envuelva.
Percibir aquello que desborda el lenguaje otorgando sentido a la inflexión de la voz, la palabra táctil, sus meandros, sus depresiones, la densidad de su cadencia.
Observaciones sobre la función del lenguaje:
Al modificar la estructura gramatical, al pensar la palabra desde el accidente geográfico, desde la calidad sonora de su materia, se ve alterada la tarea que le es propia: organizar la realidad.
Es justamente lo que sucede con el sentido que no sigue el orden de su lógica, aquello que queda excluido de la dialéctica en lo que nos interesa insistir.
Es justamente lo que sucede con el sentido que no sigue el orden de su lógica, aquello que queda excluido de la dialéctica en lo que nos interesa insistir.
“La reverberación es un fenómeno producido por la reflexión que consiste en una ligera permanencia del sonido una vez que la fuente original ha dejado de emitirlo”
Restituir a la palabra su pleno valor de evocación. Hacer entrar desaforadamente ese relato en la memoria, la sangre, los tímpanos, lejos del alcance del entendimiento para proseguir su discurso. En ese sinsentido es donde la linealidad se pierde; y más que hablar, es hablado.
Agudizar el oído a lo no dicho que yace en los agujeros del discurso, darle tiempo al pensamiento para revelarse. Vencer la literalidad, mascullar el sentido en latencia, ese que se ubica justo en el hueco que antecede a cada palabra a la vez que la sucede.
El sentido estalla, derrama su magma, reverbera.
El sentido estalla, derrama su magma, reverbera.
